Debo decir que, por lo menos, esta singular pareja viste a sus hijos acorde con su edad; aunque ciertos regalos que reciben los benjamines me parecen desorbitados, como la reproducción para niños del Porsche 550 1500 RS Spyder, la versión infantil del mítico coche de James Dean , un juguete de 55.000 €uros que recibió Brooklyn cuando el mayor de los baby Beck's no tenía ni 10 años. Hay gastos y regalos exagerados a ciertas edades, como lo que en un día se gastó el rapero Sean "Diddy" Combs (antes conocido como Puff Daddy) en el 16 cumpleaños de su hijo. No solo hizo una fiesta por todo lo alto con 1.000 invitados y actuación de Chris Brown, si no que le compró un un deportivo valorado en 360.000 dólares (con chofer incluido pues el chico todavía no tiene carnet de conducir), más un cheque de 10.000 dólares. Un "Sweet 16" tan exagerado y estúpido como los que se ven en el programa de MTV.
Pero la lista de monstruosos especímenes no acaba aquí. Will Smith está ejerciendo de Dr. Frankenstein con sus retoños, Jaden y Willow. El primero, de 11 años, ya forma parte de la factoría Hollywood tras protagonizar recientemente la versión actualizada de Karate Kid (aunque ya había hecho alguna incursión cinematográfica junto a su padre); esto no sería sorprendente si no fuera por las actitudes de Smith junior y lo que estas nos dan a entender... lo muerta y enterrada que puede estar ya su infancia pues, sin ir más lejos, hace poco en un programa televisivo, levantándose la camiseta, lució orgulloso unos abdominales sorprendentes para un niño de su edad. Su hermana, también, está haciendo sus pinitos en el mundo de la música (su single "Wip your hair" ya está en el mercado) e, igual que su hermano, hace alarde de una actitud e imagen que dista años luz de lo que una niña de 10 años debería ser. Ambos, también, en los últimos tres años han cambiado tanto o más imagen y peinado como podría cambiar la mismísima Madonna en seis.
Pero los Smith no son los únicos que empujan a sus hijos a subirse a la peligrosa montaña rusa de la fama o a vestir como si tuvieran más del doble de su edad; Jennifer Lopez protagoniza la última campaña de Gucci junto con sus gemelos Max y Emme, mientras que Lourdes, hija de la polifacética Madonna, no solo ha aparecido en un clip de su madre si no que, al parecer, diseña las creaciones de la colección "Material Girl" para Macy's. Al igual que el anteriormente mencionado Romeo, el cual, según ha declarado su siempre poco sonriente madre "le encanta revisar y opinar sobre las colecciones de la firma de su madre". Aunque, por lo menos, Madonna ha vestido a su hija siempre más o menos acorde con su edad. Por otro lado, la cantante Gwen Stefani está encantada del look punk de su hijo Kingstone, al que con 4 años de edad ya tiñe el pelo y pinta sus uñas de negro, amarillo o el color que se tercie.
De todos modos la palma de engendro excepcionalmente monstruoso se la lleva Suri Cruise, hija de Tom Cruise y Katie Holmes... con solamente 4 años de edad ya viste zapatos de tacón de Jimmy Choo, vestidos de colecciones de adultos adaptados a su talla, bolsos de Ferragamo y suele salir a la calle maquillada. Pero la locura no termina aquí, recientemente sus padres le han dado una tarjeta de crédito para que, según ellos, "pueda empezar desde muy joven a conocer el valor del dinero".... A mi modo de ver las cosas estas criaturas sabrán el precio de todo pero, indiscutiblemente, dudo que lleguen a conocer el valor de nada.
Por suerte todavía existen VIP con el suficiente juicio como para mantener a sus hijos fuera del mundo del showbusiness o en un segundo plano, lo suficientemente alejados como para no ser pasto de los buitres, lobos y cuervos de dudosa moralidad que rondan ciertos círculos, intentando en lo posible que sus hijos no quemen las etapas a demasiada velocidad. Estos casos podrían ser, por ejemplo, los hijos de Cindy Crowford, Elle McPherson o la estupenda Gweneth Paltrow, una chica excelente en todos los sentidos. Es más, incluso el mismísimo Michael Jackson, ( al que yo no solo he admirado como artista si no que he tenido siempre en muy alta estima como persona) que ha sido acribillado a críticas por su incomprendida actitud con respecto a sus hijos y la relación de estos con el mundo, ha tratado siempre de educarlos correctamente y de hacerles vivir acorde con su edad, dentro de lo posible siendo hijos de quién son.
Existe una competición entre los "baby VIP" que, año tras año, se vuelve más cruenta y sin sentido. Están creando unos seres que difícilmente no serán, el día de mañana, seres esperpénticos carentes de toda ilusión, despojados de todo estímulo o interés pues en apenas 15 años habrán vivido toda una vida, experimentado todo cambio, probado todo, tenido lo inimaginable. Serán adultos mucho antes de convertirse en púber y eso, sin lugar a dudas, tiene un precio más alto que todo lo que sus padres puedan llegar a gastarse en sus caprichos y disparates.
Independientemente del poder adquisitivo de cada uno, creo que no es positivo quemar etapas ni tratar a los hijos como si fueran pequeños faraones. Naturalmente, si se dispone de medios, tampoco hay que ser un intransigente miembro del club del puño cerrado, pero aunque, generalmente, todo padre desea lo mejor para sus retoños es necesario, por su bien, marcar ciertas fronteras, determinados límites que los convertirán, el día de mañana, en seres más centrados, estables y, lo que es más importante, no borrará de sus ojos el brillo del descubrimiento. Es triste esta sociedad en la que las clases sociales ya no se diferencian en una cosa, casi todos, cada uno a su nivel, está empezando a confundir el amor por un hijo con lo que se le da a un hijo, como si de una ecuación exacta se tratase, a más gasto o aceptación a sus caprichos más amor y eso...eso dista mucho de la realidad.
Normalmente trato y prefiero ilustrar mis entradas con fotos tomadas por mí misma, esta vez, sin embargo, resulta absolutamente necesario alumbrar mis palabras y punto de vista con fotos tomadas en Google de diversas fuentes, sin estas estampas el "circo de los horrores" no estaría completo. Aunque no puedo concluir sin una de mis fotos y una frase del filósofo francés Jean Jaques Rousseau...